MODELO SITUACIONAL

Las  teorías  relacionadas  con  este  modelo  teórico  situacional  entienden  el  delito  como  una opción racional, instrumental y selectiva. La prevención está orientada a neutralizar aquellas situaciones de riesgo u oportunidades que se ofrecen al infractor. No se interesa por la etiología (causas) del delito, sino por sus manifestaciones o formas de mostrarse.

 Lo que da inicio a los estudios de prevención situacional es el factor de oportunidad: incluye la opción racional, instrumental y selectiva. Se considera que el delincuente es racional y selectivo.

 Este modelo parte de una fórmula del delito, según la cual para que ocurra un delito tienen que darse  tres  circunstancias:  que  haya  un  agresor  motivado,  que  haya  un  objeto disponible/asequible y  que haya ausencia de vigilancia;  si  uno de los tres  elementos deja de existir, el delincuente cambiará su comportamiento y no delinquirá. Esta prevención consiste en crear obstáculos para que el delincuente no tenga éxito. Se basa en establecer unos sistemas mínimos de seguridad, unas medidas que harán que resulte más difícil la comisión del delito.

Algunos delitos que podemos decir que encajan en el modelo situacional serían los robos en las casas cuando están vacías, los carteristas en sitios concurridos, los trileros en las ferias, la subida de la luz en periodos postelectorales, etc.

Según  los  situacionalistas,  el  delito  es  un  fenómeno  selectivo,  que  busca  la  oportunidad,  el tiempo  idóneo,  la  víctima  adecuada;  es  una  opción  racional  e  instrumental.  En  cambio,  las teorías  criminológicas, a  través  de  las  causas  del  delito,  dicen  que  el  delito  es  algo  fortuito, casual,  aleatorio  y  multicausal.  Por  ello  diferenciamos  el  modelo  situacional  de  las  teorías criminológicas.

Factores influyentes

Según los autores Cohen y Felson (modelo situacional), encontramos una serie de factores que influyen en la oportunidad del delito:

  • La presencia de un delincuente motivado. –  La existencia de un objetivo asequible.
  • La ausencia de vigilancia, de un guarda capaz de prevenir el delito.
  • La  ausencia  de  un  “supervisor  íntimo”  (persona  cercana  al  infractor  que  neutraliza, protege y frena su potencial delictivo).
  • El comportamiento  del  denominada  gestor  del espacio  o  personas con competencia, para controlar y vigilar (conserje, vigilante, conductor de autobús…).
  •   El facilitador del delito, disponibilidad de cómplices.

 

Técnicas de prevención situacional

 Estas  técnicas  de  prevención  situacional  se  desarrollan  en  base  a  dos  premisas  teóricas:  “la oportunidad hace al delincuente” y “el delincuente (o potencial delincuente) es selectivo cuando escoge la mejor de las opciones de las oportunidades que se le presentan.

En primer lugar, las técnicas de prevención de este modelo situacional pueden ir orientadas a aumentar la percepción del esfuerzo necesario asociado a un delito particular; idea de que el delito  no  compensa  el  esfuerzo  y  el  riesgo.  Consisten  en  incrementar  el  esfuerzo  que  el delincuente debe llevar a cabo para cometer un delito. Para conseguir esto, lo que se hace es intentar dificultar los objetivos, haciendo que  dejen de ser asequibles, controlar los accesos, desviar  transgresores/delincuentes  y controlar los  facilitadores,  etc.  Ejemplo:  serían  técnicas para prevenir el robo en tiendas.

En  segundo  lugar,  encontramos  técnicas  de  prevención  que  van  enfocadas  a  aumentar  la percepción de riesgo de detención (de ser detenido). Consisten en incrementanr el riesgo que el delincuente debe enfrentar para completar un delito. Esto se conseguiría mediante controles de  entrada  y  salida,  vigilancia  formal,  vigilancia  a  los  trabajadores  y  vigilancia  natural,  entre otras.

En  tercer  lugar,  encontramos  técnicas  de  prevención  situacional  que  tienen  a  reducir  las recompensas esperadas. Consisten en reducir los beneficios o recompensas que el delincuente aspira obtener al completar un delito. Pueden consistir en desplazar el objetivo, en identificar la propiedad y en la eliminación del beneficio.

En cuarto lugar, encontramos técnicas de prevención que persiguen potenciar los sentimientos de culpa del infractor. Pueden consistir en limitar las escusas que el delincuente puede emplear para  “racionalizar”  o  justificar  sus  acciones.  Algunos  ejemplos  serían  establecer,  clarificar  o especificar reglas y normas de conducta, o reforzar la condena moral de la conducta prohibida, o estimular la propia consciencia social, o medidas que refuercen el comportamiento cuando se siguen las normas.

Críticas al modelo situacional

La principal crítica es que el modelo situacional desplaza la delincuencia, desplaza los “puntos calientes”. El modelo de prevención situacional se caracteriza por actuar sobre el entorno del delincuente. Si el delincuente se desplaza a otro entorno no serían útiles los modelos. Cuando se alude al desplazamiento nos estamos refiriendo a la respuesta de los delincuentes al bloqueo de las oportunidades criminales.

Además, este modelo propugna instalar cámaras de vigilancia en las calles y otras medidas de control  informático y  audiovisual  que  fomentan  las  características  de  los  Estados totalitarios (priman la seguridad sobre los derechos y libertades individuales, algo que no responde a un Estado social y democrático de Derecho). Esto abre un debate sobre la legitimidad moral de las técnicas de prevención situacional.

Otra crítica, es que es un modelo que no es aplicable a todos los delitos, sino sólo a los  que tienen un corte de oportunidad; por ejemplo, en un crimen pasional no se dan las condiciones para  aplicar  el  modelo.  Si  se  puede  aplicar  a  los  delitos  caracterizados  por  un  perfil  de oportunidad. Pero si es cierto que los modelos de prevención se pueden aplicar a los delitos contra la propiedad, que son los que más frecuentemente se cometen, y los que más inseguridad producen.



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